“A Mi Jorgito”: Carta De Un Padre A Su Hijo Con Asperger.
Querido Jorgito:
Desde el momento que te tomé por primera vez en mis brazos supe que ibas a ser un niño muy especial, querido, esperado y por sobre todo, mi niño. Con el paso del tiempo fuiste creciendo, y como todo niño te fuiste enfrentando a los desafíos que te colocaba la vida casi sin darte cuenta. Te demoraste en decir tus primeras palabras, te era difícil hacer amigos, costaba que te entendiéramos, pero lo que nunca faltaba… era una sonrisa tuya, llena de amor.
Es difícil expresar todo lo que siento por ti, cuando te escucho hablar de tus dinosaurios, cuando te ríes y diviertes con tus juegos tan especiales, o cuando lanzas una de tus ideas casi sin pensar que nos causan mucha risa por su ingenuidad.
No hay nada mejor que llegar a la casa y recibir tu siempre fuerte abrazo y beso, y yo esperando tu típica pregunta de grande, “y Papá ¿Cómo te fue en el trabajo?, o el recurrente ¿Me trajiste algo?, siempre esperando un premio por haberte portado bien en el colegio o en la casa, cuando tú no necesitas premios. Verte hacer tus presentaciones en el colegio frente a tanta gente me emociona hasta las lágrimas.
Eres un hijo increíble, que me llena el corazón en cada momento, sean buenos y malos. Con tu forma de ser es raro que alguien no te quiera, o no sienta ganas de darte un abrazo. Con todo eso, créeme que no me importa que la gente te mire diferente en la calle, en un cumpleaños, o cuando hablas en voz alta, o ponga cara rara cuando te presentas con tu nombre completo a un perfecto desconocido.
Hijo, la vida te ha puesto más obstáculos y desafíos que a otros niños, pero quiero que sepas que siempre estaré contigo. Trataré de nunca soltarte la mano, que siempre sientas mi cariño y apoyo, en los buenos y malos momentos. Haré todo lo humanamente posible por ayudarte cuando sigas creciendo, porque mi amor por ti es incondicional, eres el motor de mi vida. Sin ti, todos los esfuerzos y sacrificios no tendrían sentido. Verte crecer y tenerte a mi lado ha sido el mejor regalo que me podría haber dado la vida.